VI JORNADA DE HISTORIA DE LA ENFERMERÍA ‘KOLDO SANTISTEBAN CIMARRO’

29 de Enero de 2020

VI Jornada de Historia de la Enfermería ‘Koldo Santisteban Cimarro’, organizada por el Colegio de Enfermería de Bizkaia

 DURANTE EL SIGLO XVII, LOS CIRUJANOS ROMANCISTAS SE HICIERON CARGO DE LA ASISTENCIA SANITARIA A LA MAYOR PARTE DE LA POBLACIÓN DE BIZKAIA 

  • Eran ellos quienes curaban fracturas, heridas y llagas; abrían los tumores y sajaban los abscesos; y también los que hacían las autopsias, pues los médicos no trabajaban con las manos. A mediados del siglo XVIII se habían extendido por todo el Señorío, pudiendo decirse, sin exagerar, que su práctica alcanzaba a todos los habitantes”. 
  • Entre los años 1750 y 1850 alcanzaron su máximo nivel. Se han localizado en Bizkaia cerca de un centenar de referencias y un buen número de contratos con distintos ayuntamientos del Señorío.

 

Bilbao, 29 de enero de 2020.- El Colegio de Enfermería de Bizkaia ha celebrado con un notable éxito de asistencia su sexta Jornada de Historia de la Enfermería ‘Koldo Santisteban Cimarro’, organizada en Bilbao por la entidad colegial. La jornada ha sido inaugurada por María José García Etxaniz, presidenta del Colegio de Enfermería de Bizkaia (CEB) y conducida por Javier González Caballero, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio.

La primera de las ponencias previstas en el programa ‘Historia de la formación continuada para enfermería de España’, fue impartida por la doctora Pilar Fernández Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería. Tal y como manifestó, “la educación continuada o la educación lo largo de la vida es un instrumento básico para garantizar una práctica profesional que asegure la calidad y la seguridad para los pacientes, las familias y la población en general”.

También incidió en que “las enfermeras, como profesionales más cercanos a los pacientes, tenemos que potenciar esta formación y llevarla a cabo porque la actualización de nuestros conocimientos derivará en un mejor trato en nuestro trabajo, así como en una mejora enorme de la calidad de vida de estos pacientes que están día a día en el centro de salud, hospital, centros sociosanitarios… Los avances clínicos nos obligan a estar actualizados de forma permanente para garantizar los mejores cuidados a los pacientes”.

A continuación, tomó la palabra el profesor Luis Castaño González, director científico del Instituto Biocruces Bizkaia (Servicio Vasco de Salud-Osakidetza y acreditado por el Instituto de Salud Carlos III), catedrático de Pediatría de la Universidad del País Vasco e investigador de los centros de investigación biomédica en red de diabetes y de enfermedades raras. En su alocución, se refirió a que “tenemos en este momento, aproximadamente, unos 70 enfermeros y enfermeras implicados en los procesos de investigación e innovación en el Instituto Biocruces Bizkaia. De ellos, contamos con unos siete u ocho profesionales enfermeros que lideran sus propios proyectos de investigación. Dentro de este apartado, se pueden señalar como ejemplos, por un lado, las investigaciones que se están llevando a cabo para analizar las relaciones entre la implementación de ejercicio físico y las enfermedades crónicas o, por otra parte, los cuidados de pacientes con distintos tipos de enfermedades crónicas. El rol que tiene la enfermería en estos ámbitos es imprescindible y debe contar con un mayor reconocimiento”.

Además de lo anterior, el investigador hizo hincapié en la conveniencia, “para el proceso de investigación e innovación en salud”, de que se continúe el esfuerzo formador y de aprendizaje en diversos aspectos del proceso investigador, “como la generación de la idea, el tener una metodología, la realización de un diseño, la búsqueda y captación de financiación, o la contemplación de las responsabilidades éticas. Además, para desarrollar todo esto es necesario trabajar en las capacidades de liderazgo”.

La siguiente invitada en hablar fue Mercedes Peña Ballesteros, directora de Enfermería del Hospital San Juan de Dios de Santurtzi y del Hospital Santa Clotilde de Santander. Durante su alocución, realizada bajo el título ‘Desde Granada a Santurtzi de la mano de san Juan de Dios: 500 años innovando’ expuso que este santo, “a pesar de ser el patrono de la enfermería, es el gran desconocido, la figura olvidada que posiblemente no llegue a ser mencionada en ningún momento a lo largo de los cuatro años de densos contenidos en el grado de Enfermería. Sin embargo, tiene una presencia importante cuando atravesamos la puerta de nuestro Colegio de Enfermería de Bizkaia. Un cuadro en el que se representa uno de los momentos más significativos de su historia: el incendio del Hospital Real de Granada, el 3 de julio de 1549”.

Tal y como aseveró, “durante su vida, san Juan de Dios desarrolló una serie de cambios fundamentales en la forma de entender y ejercer la enfermería. Aspectos tan básicos como que cada enfermo tuviera una cama y sábanas limpias, que las salas estuvieran diferenciadas por patologías, que el Enfermero Mayor velara por el bienestar de todos y cada uno de sus pacientes, y que se contemplara a la persona en todas sus dimensiones: la física, la social y la espiritual, todo lo anterior fueron aportaciones que san Juan de Dios ‘el loco de Granada’ hizo a la sociedad del siglo XVI y que, con la contundencia y la fuerza que supuso el testimonio de su vida, ha conseguido que su impronta llegue hasta nuestros días”.

Hoy, 500 años después, sigue vigente este modelo innovador de atención basado en las distintas necesidades de las personas y cuyo eje central es la hospitalidad, valor fundamental para todos aquellos que estamos al servicio de la persona doliente, frágil y vulnerable que se nos encomienda cada día. Éste es el modelo de los centros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, presente hoy en 53 países del mundo y con 75 hospitales, centros sociales y sanitarios en España.

A continuación, María Begoña Martínez Borde, vocal de Matronas del Colegio de Enfermería de Bizkaia prosiguió el programa previsto con la ponencia ‘Evolución del parto hospitalario en nuestro entorno’. La búsqueda de la gestión más segura y eficaz durante el trabajo de parto “es un tema de gran interés y controversia” para los profesionales de los hospitales, donde el uso de la epidural es muy frecuente. Según manifestó, “es objetivo de las matronas la reflexión sobre el bienestar de las mujeres y sobre el respeto y la ayuda a la biomecánica obstétrica y este objetivo ha dado pie a una extraordinaria evolución del parto hospitalario”.

La matrona continuó señalando que “la profesión de matrona ha experimentado transformaciones constantes a lo largo de los siglos, fruto de la evolución de la sociedad y de la actitud de los profesionales. En las primeras sociedades, el conocimiento era empírico y el aprendizaje se adquiría por la observación, la experiencia y la práctica. Sin embargo, no hemos de olvidar que, hoy, nuestro aprendizaje viene dado a través tanto del conocimiento empírico como del conocimiento científico. A estos dos conocimientos y a los materiales adquiridos (pelotas, bañeras, camas articuladas, epidural ambulante, etc.) les tenemos que dar la difusión adecuada para conseguir avanzar, haciendo hincapié igualmente en la importancia de seguir investigando, para generar más conocimiento propio, que contribuya al mejor desempeño de nuestra profesión”.

El último ponente en intervenir fue el Dr. Juan Gondra Rezola, que centró su intervención en ‘Los cirujanos romancistas de Bizkaia, 1750-1850’. El médico explicó a los presentes que las profesiones sanitarias de la actualidad hunden sus raíces en la Edad Media, en la que existían en Europa diversos tipos de “sanadores”, como físicos, cirujanos, enfermeros, curadores de llagas, barberos sangradores, algebristas, saludadores, parteros, litotomistas, clistereros, boticarios, especieros, etc. “Mal determinados en un principio, se fueron definiendo poco a poco. En lo que se refiere a la cirugía, en dos tipos básicos: los cirujanos de toga larga o cirujanos latinos y los de toga corta o cirujanos romancistas. Los primeros estudiaban en la universidad y se examinaban en latín; los segundos aprendían trabajando durante varios años junto a un cirujano “aprobado”, bien en su consulta, bien en un hospital, y se examinaban, después, en romance castellano. Aunque en un principio había sanadores de los dos sexos, pronto estos oficios pasaron a ser exclusivos de varones”.

Durante el siglo XVII, “fueron los cirujanos romancistas, los que fueron haciéndose cargo de la asistencia sanitaria a la mayor parte de la población de Bizkaia. Eran ellos quienes curaban fracturas, heridas y llagas; abrían los tumores y sajaban los abscesos; y también los que hacían las autopsias, pues los médicos no trabajaban con las manos. A mediados del siglo XVIII se habían extendido por todo el Señorío, pudiendo decirse, sin exagerar, que su práctica alcanzaba a todos los habitantes”.

El Dr. Gondrá destacó que entre los años 1750 y 1850 alcanzaron su máximo nivel. “Hemos localizado en Bizkaia cerca de un centenar de ellos y un buen número de contratos con distintos ayuntamientos del Señorío. También algunos contratos de aprendizaje. En éstos suelen quedar escritas las obligaciones del maestro: albergar, alimentar y enseñar; y las del discípulo, que abonaba pequeñas cantidades durante los primeros años”. El experto hizo una mención especial a la escuela creada alrededor del cirujano latino del Hospital de Atxuri a partir del año 1724.

“En los contratos con villas y anteiglesias, se hacen constar el tiempo de duración, por lo general entre 4 y 9 años, el salario anual en moneda y en especie, la obligación de no salir del término municipal sin permiso del alcalde y las obligaciones profesionales: a qué personas prestar asistencia gratuita, a qué otras cobrar por intervención o por parto, y cuánto. En ocasiones, estas obligaciones incluyen el afeitado de los vecinos”.

Por último, concluyó la conferencia señalando que en el año 1857, la llamada ‘Ley Moyano’ “hizo desaparecer esta titulación y la sustituyó por la de Practicante, figura que tenía competencias más reducidas. Se dio opción a que los antiguos cirujanos romancistas hicieran un curso puente para lograr el título de médico”. A su término, se inició un turno de preguntas entre los asistentes.